
Uno de los motivos más habituales de consulta logopédica es la preocupación de los padres cuando su hijo “no habla como los demás”. Algunas familias oyen frases como “ya hablará” o “cada niño tiene su ritmo”, y aunque en muchos casos es cierto, también lo es que detectar un posible retraso en el lenguaje a tiempo puede marcar la diferencia.
En este artículo, desde Me hablas, centro de logopedia en Murcia, te contamos qué señales debes observar en casa, cuándo es recomendable consultar y por qué no es buena idea esperar demasiado.
¿Qué se considera un desarrollo del lenguaje “normal”?
Aunque cada niño se desarrolla a su ritmo, existen etapas del lenguaje que, si no se cumplen dentro de un margen razonable, pueden indicar la necesidad de apoyo profesional:
- A los 12 meses: debería balbucear, emitir sonidos variados, responder a su nombre y mostrar intención comunicativa (señalar, pedir, mostrar interés por el entorno).
- A los 18-24 meses: ya debería decir entre 20 y 50 palabras, imitar sonidos, y comenzar a combinar dos palabras (“mamá agua”, “más pan”).
- A los 2-3 años: debe aumentar su vocabulario, comenzar a formar frases sencillas y hacerse entender por su entorno familiar.
- A los 4 años: su lenguaje debería ser comprensible para personas fuera del entorno familiar, con frases completas y uso de conectores básicos.
- A los 5 años: debería hablar con fluidez, manejar correctamente los tiempos verbales, y tener una pronunciación clara, con pocas omisiones o sustituciones.
Si tu hijo no cumple con estos hitos, presenta dificultades para expresarse, se frustra con frecuencia o evita hablar, es recomendable una valoración logopédica.
¿Cuándo debo preocuparme?
Hay tres situaciones clave en las que se recomienda consultar con un logopeda:
- El niño habla poco o nada, más allá de los 2 años.
- Su lenguaje es muy difícil de entender, incluso por familiares.
- No comprende bien lo que se le dice, o tiene dificultades para seguir instrucciones sencillas.
También conviene consultar si tu hijo tiene antecedentes familiares de dificultades del lenguaje, presenta pérdida auditiva o ha sido diagnosticado con otros trastornos del desarrollo.
¿Esperar o intervenir?
Muchos padres se sienten presionados entre “esperar a que madure” o “empezar una terapia”. La realidad es que una simple evaluación puede aclarar si se trata de un retraso evolutivo o de una dificultad que necesita intervención. La logopedia no solo ayuda a hablar mejor: también mejora la autoestima, la relación con otros niños y el rendimiento escolar.
En Me hablas, María Bailo realiza valoraciones individualizadas para detectar posibles dificultades y orientar a las familias desde el primer momento.